Decir a estas alturas lo que opino del Gürtel generaría sin duda el post más corto de mi breve historia, con sólo suscribir lo que dice Hugo o Viul queda dicho la mayor parte de lo que opino.
Otra cosa es el enfoque y el lugar desde el que afrontamos nuestro profundo desacuerdo con la corrupción. Me explico.
Además de demostrar actitudes beligerantes allá donde corresponda, debemos esforzarnos por analizar y entender la función de la corrupción como parte inherente del sistema. Si no, lo que haremos será un papelito secundario en esta obra de la falsa democracia.
La corrupción en definitiva es una expresión del capitalismo, un modo de hacer, que en el inconsciente colectivo se acepta como parte de las reglas del juego. Por eso cuando los máximos defensores del capital en las instituciones públicas se llevan por la cara unos cuantos millones del dinero público, a la masa de votantes que los avala les afecta relativamente poco, porque al fin y al cabo “todos hacen lo mismo”, y en las instrucciones de cómo ser capitalistas venía un recuadro en negrita donde se advertía: “Sólo garantizamos los efectos si usted se queda con algún bien público de forma irregular”.
La aceptación social, por tanto, tiene umbral de tolerancia alto y a pesar de los pesares el PP mantiene su intención de voto intacta. Que una cosa son los chorizos y otra los ladrones de guante blanco.
Por lo tanto, no basta con describir el síntoma, porque en ese juego también gana el PP. Izquierda Unida tiene un principio ético de rechazo frontal a la corrupción, por lo que los discursos públicos denunciándola son necesarios. Pero hablar de la justicia y la inhabilitación de Garzón también es luchar contra la corrupción, porque se cuestiona el sistema que la sustenta y la genera. Hablar de Carrillo y sus “grandes servicios” a la socialdemocracia más aburguesada también, porque cada vez que Carrillo aparece en los medios es para poner en duda la viabilidad de la única fuerza de izquierdas de este país que plantea alternativas a un modelo estructuralmente corrupto. Sólo en la explicación y desarrollo de una alternativa al capitalismo estaremos haciendo una verdadera y profunda oposición a la corrupción.
Sin duda el gesto más contundente es hablar ahora de nuestra “Alternativa Social a la Crisis”, luego del modelo de estado y siempre del socialismo.
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