A veces nos embarga la tristeza cuando alguien se va.
Los que se van dejan su ausencia, sus luces y sombras y casi siempre huecos imposibles en nuestra imaginación.
Pero dentro de este fenómeno migratorio, sin duda alguna, los más curiosos son los que se quedan.
Porque tardan días en reponerse y ya nunca vuelven a ser las mismas personas. Y dentro de esta subespecie, es particularmente llamativo el caso del que se queda y quiere que el otro se vaya.
Esos se distinguen rápidamente, tienen un inmenso hueco en el centro del pecho.
Como decía el poeta, "no muere el que muere, muere el que se queda"
Etiquetas: fábulas
3 comentarios:
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Veo que también has entrado en I Love IU. Bonito blog..
Salud!
Me gustó mucho este blog, más personal.
También me gustó esa frase, la del poeta. Muy cierta sin duda alguna.
Gracias por visitar mi blog.
Saludos!
¡Hola Sira!
Soy Óscar uno de los cantabrones que se quedaron a mimir en casa de tus señores suegros (creo) durante la IX Asamblea.
xDDD
Me alegra ver que has entrado en I Love IU, me sentía un poco solo.
¡Nos vemos!